La fascinación y el respeto por la naturaleza exuberante dieron origen a incontables leyendas que convirtieron la Amazonia todavía más misteriosa y atractiva. Conozca las más famosas que conforman el imaginario de los habitantes de la región amazonica.
MANDIOCA
En una tribu indígena, la hija del jefe apareció embarazada. Él se quedó muy triste, ya que quería que su hija se casase con un guerrero. En un sueño, el jefe de la tribu vio un hombre blanco que le pedía que no continuase triste, ya que su hija seguía siendo pura. El jefe, entonces, volvió a sentirse feliz y a tratar bien a su hija. La india dio a luz a una linda niña de piel blanca y delicada, que recibió el nombre de Mani y pasó a ser querida por todos. Un día, Mani no se despertó. Su madre, la encontró muerta y decidió enterrarla en el interior de la maloca (tienda típica donde viven los indios). Todos los días la madre lloraba sobre la tumba de Mani. Un día, percibió que había nacido en aquel lugar una planta diferente desconocida por la tribu. La madre de Mani pasó a cuidar la planta y se percató que la tierra a su alrededor presentaba grietas. Imaginó que su hija estaba volviendo a la vida y comenzó a cavar. Encontró raíces gruesas y blancas por dentro, que se convirtieron en el principal alimento de todas las tribus indígenas. En homenaje a la niña, le dieron el nombre de mandioca, o sea, casa de Mani.
LEYENDA DE LA LUNA
Manduka enamoraba su hermana. Todas las noches, se acostaba con ella, pero no mostraba su rostro y ni hablaba, para no ser identificado. Para poner fin al misterio, la joven decidió pintar el rostro de su amado con jenipapo (genipa americana). Manduka lavó su rostro, pero la tinta no salió. Entonces, ella descubrió quien era su amante, y lloró mucho. Manduka se avergonzó ya que todos descubrieron lo que había estado haciendo. Decidió subir a un árbol que iba hasta el cielo. Después de bajar, avisó a los Jurunas que volvería al árbol para nunca más bajar. Llevó con él una cotia (embarcación indígena) para no sentirse solo. Y él se convirtió en la Luna, por eso se observan manchas en su superficie. Son las marcas de jenipapo que la hermana pasó en Manduka.
VICTORIA REGIA
Hace mucho tiempo, jóvenes y bellas indias se reunían a las orillas del río Amazonas, para cantar y vivir sus sueños. Permanecían admirando la belleza de la luna y el misterio de las estrellas. Creían que si pudiesen tocar la luna o las estrellas se transformarían en una de ellas. La más joven y soñadora, Naia, subió a un árbol para intentar tocar la luna, pero no lo consiguió. La noche siguiente, Naia junto con sus amigas fueron hasta las montañas con el mismo propósito, pero no consiguieron el éxito deseado. Naia no desistió. Llegó una nueva noche, y tomó el camino del río y encontró la luna fluctuando en las aguas. La chica pensó que la luna había ido a bañarse al río, y en el intento de tocarla, cayó y desapareció para siempre en medio de la corriente. La luna sintió compasión de la joven y bella india y la transformó en una flor gigante –la Victoria Regia–, dotándola de perfume y pétalos que se abren en el agua para recibir la luminosidad de la luna.
IARA
Es uno de los mitos más conocidos de la Amazonia. Iara es una mujer morena de cabellos negros y ojos castaños, cuya belleza fascina a los hombres. Se dice que aquellos que la ven bañándose en los ríos no consiguen resistir a sus encantos y van a su encuentro. Los que sobreviven, vuelven maravillados, hablando de un mundo de castillos y cortes. Algunos dicen que Iara tiene una estrella en la frente, con la cual hipnotiza a los hombres. Se cree que la parte inferior de su cuerpo tiene forma de pez, como las sirenas, pero otros garantizan que es apenas un vestido o una especie de falda. En ciertos lugares de la Amazonia, dicen que Iara es un pez boto hembra.
CURUPIRA
Es el protector de los bosques y de los animales. Curupira es un ser muy pequeño con trazos de indio, cabellos de fuego, pies girados para atrás y que consigue ser invisible. Dicen que Curupira también es el protector de los que saben relacionarse con la naturaleza y es un enemigo feroz de los que actúan indiscriminadamente. Es capaz de transformarse en una caza para atraer cazadores-predadores hacia el interior del bosque y conseguir que se pierdan en la vegetación. Otra acción de Curupira contra los malos cazadores es hacer que su arma no funcione.
COBRA-GRANDE
La leyenda habla de una cobra enorme, también llamada de Boiuna, que sale del bosque y pasa a vivir en la parte más profunda de los ríos. Al arrastrarse por la tierra firme deja surcos que se transforman en los igarapés. Se cuenta que la cobra grande puede transformarse en embarcaciones y hasta en otros seres. Su figura aparece en la mayoría de los cuentos indígenas.
GUARANÁ
Esta es una de las muchas leyendas sobre el origen del guaraná. Una pareja de indios Maués no tenía hijos a pesar de llevar mucho tiempo juntos. Un día, pidieron a Tupá un hijo y fueron atendidos con un lindo niño. Creció bonito, generoso y era querido por todos los habitantes de la aldea, pero despertó la envidia de Jurupari, el dios de la oscuridad y del mal, que decidió matarlo. Cierto día, el niño fue a recolectar frutos en el bosque y Jurupari se transformó en una serpiente venenosa, lo atacó y lo mató. La desgracia se propagó rápidamente. Truenos y fuertes relámpagos cayeron sobre la aldea. La madre entendió que todo era un mensaje de Tupá, pidiendo que plantase los ojos de su hijo porque daría origen a una nueva planta de frutos sabrosos. Nació, entonces, el guaraná, cuyas semillas son negras cubiertas por una película blanca, bastante parecidas a los ojos humanos.
BOTO

MATINTA PERERA
Por la noche, un silbido agudo puede perturbar el sueño de las personas y asustar a los niños. Es Matinta Perera haciendo su pedido. Al oír el sonido, el habitante debe decir: “Matinta puede pasar mañana por aquí para llevarse su tabaco”. Al día siguiente, una vieja aparece para llevarse lo prometido. La vieja es un habitante local que carga la maldición de transformarse en Matinta Perera, un ser indescriptible que asombra a las personas. Puede tener alas o no, si las tiene se transforma en un pájaro, y, si no, anda siempre acompañado de un pájaro.